martes, 24 de agosto de 2010

El puente de Paradela

Cada vez que, como en el momento presente, el embalse de San Esteban está 8,67 o más metros por debajo de su cota máxima, sale a la luz, en mayor o menor proporción, sosteniendo al puente actual, el antiguo puente de Paradela construido a principios del siglo XX para el paso de la carretera de Castro Caldelas a Monforte sobre el río Sil.

Se trata de un puente de piedra (sillería de granito) de tres arcos de 25 metros de luz cada uno, rebajados al 1/6, apoyados en dos pilas de 19 metros de altura.

Todos estos datos numéricos están en un artículo titulado “Elevación de rasante en el puente de Paradela”, publicado por Maximino Casares Ortiz, ingeniero de caminos, en la Revista de Obras Públicas en el año 1954 (número 2875, páginas 548-550), con motivo de la construcción del puente de hormigón armado por encima del de piedra. Puesto que éste último iba a quedar sumergido en el embalse, se hacía necesario, o bien construir un puente totalmente nuevo, o bien elevar la rasante del que ya había. Comparando presupuestos y plazos de ejecución, se optó por la segunda alternativa, y el objetivo del artículo era dar a conocer la solución adoptada para mantener la circulación en el puente antiguo mientras se construía sobre él el nuevo, explicando con ello el motivo de que de los pilares nuevos fuesen dobles.

El siguiente dibujo, tomado del artículo en cuestión, es suficientemente gráfico a este respecto.

Como se ve en los números del dibujo, el puente de hormigón se eleva 13,20 metros sobre el de piedra, siendo por tanto de 32,20 metros su altura total sobre el fondo del río.

Por el puente antiguo pasó Joaquín Arias Sanjurjo en dirección a Castro Caldelas, procedente de Monforte, el primer día de junio de 1914, en el transcurso de su famosa excursión a la Ribera Sagrada de la que dejó noticia en un artículo publicado en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Orense de ese año. Arias Sanjurjo se refiere a la carretera como «la nueva carretera de Castro Caldelas», y el vial, en efecto, no debía tener muchos años por entonces. La fecha exacta de su terminación no la conozco, pero en el número 1127 (páginas 463-466) de la citada Revista de Obras Públicas, correspondiente al año 1897, viene el anuncio de la subasta del tramo inicial (de 10 kilómetros) entre Castro Caldelas y el río Sil, incluyendo el puente (con un precio de salida -dicho sea de paso- de 607.400,51 pesetas, de las cuales 96.585,92 correspondían al puente).

Arias Sanjurjo dice, por otra parte, que (al cruzar el Sil) dejó a la derecha la barca de Paradela, en la cual todavía existían los pilares que sostuvieron el magnífico puente colgante de madera que describió el Licenciado Molina en el siglo XVI en su libro “Descripción del Reino de Galicia” (ver página 119 de la edición realizada en 1998 por “Supervisión y Control”, con introducción, transcripción, notas y comentarios de José Antonio Parrilla, y prólogo de Ramón Villares): «… y así va [el Sil] hasta la puente Paradela, la cual por sí sola pudiera poner por cosa notable, y para ser de madera no puede haber en España edificio igual. Está allí el río hundido entre dos sierras muy altas y pasa por medio de dos peñas, y encima de cada una está hecha una torre, y de torre a torre va en el aire un edificio de madera que tiene ciento y veinte pies en largo, y para pasar a cada una de estas torres va otra puente de madera con su chapitel en cada una; es cosa de admirar».

Uno de esos pilares a los que se refiere Arias Sanjurjo (concretamente el de la margen derecha) es visible (y más aún su reflejo en el agua) en la siguiente fotografía del marqués de Santa María del Villar (que yo tomo de www.galeon.com/sloren/luciapra/sil.htm y de la que no conozco la fecha, pero a juzgar por lo que el propio marqués dice en un artículo publicado en el diario ABC el 25 de octubre de 1969, debió ser algo anterior a la excursión de Arias Sanjurjo):

Los restos de esos pilares siguen aún allí, y son visibles cada vez que, como ahora (o como en el verano de 1996, o como un verano -no recuerdo cuál- de mitad de la década de los 80), el nivel del embalse baja lo suficiente. Las siguientes fotos muestran su aspecto actual; el mejor conservado es el de la margen derecha:



Digamos para finalizar que cuando en 1550 se terminó de imprimir el libro del Licenciado Molina, a este puente de madera le quedaban no más de cincuenta años de vida, pues en el manuscrito de Atanasio de Lobera “Crónica Grande del Reyno de Galicia”, redactado hacia el año 1600, se dice (ver la página 345 del libro “El Libro Español VI: De Libros, Librerías, Imprentas y Lectores”, Ediciones Universidad de Salamanca, 2002): «Más adelante [de la desembocadura del Lor en el Sil] estava la puente de Paradela, que ha pocos años se cayó y era de los raros edificios de España. Porque siendo todo madera corría en el ayre ciento y veinte y quatro pies». © Antón Rodicio 2010.