En la segunda mitad del siglo XII, cuatro viejos monasterios de la ribera del Sil o próximos a ella, en la zona de la desembocadura del Mao: San Adrián, San Lorenzo, San Miguel y San Ciprián, pasaron a depender del de Montederramo. De dos de estos monasterios: San Adrián y San Lorenzo, se puede decir con precisión, si no cuál era exactamente el territorio que les pertenecía, sí al menos donde estaban sus edificios. Para los otros dos, sin embargo, la situación es muy diferente. En la literatura existente al respecto, no hay ninguna sugerencia de ubicación para San Miguel, y la que hay para San Ciprián me parece improbable.
En la presente entrada del blog se avanzará en la solución de esta cuestión, señalando el emplazamiento de San Miguel y haciendo algunas reflexiones encaminadas a la localización de San Ciprián.
Comenzaré hablando de los dos monasterios cuya ubicación es ya conocida.
SAN LORENZO
En un documento de 1155 (reseñado por Luis Sanchez Belda en “Documentos reales de la Edad Media referentes a Galicia”, nº 281), el rey Fernando II concede a su capellán D. Rodrigo Menéndez el monasterio de San Lorenzo de Caldelas, cerca del Sil, entre los monasterios de San Ciprián y San Adrián: “… monasterio qui vocatur Sanctus Laurentius, et iacet in terra de Caldelas, loco certo, iuxta flumen quod dicitur Sil, inter duo monasteria, scilicet Sancti Cipriani et Sancti Adriani”.
Este es el monasterio de San Lorenzo al que nos referimos, y no hay duda de que estaba en el actual lugar de San Lorenzo,
sede de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Barxacova.
El templo actual no parece ir más allá del siglo XVIII, pero tanto en sus muros
como en los de algunas casas del pueblo,
hay piedras que pertenecieron a edificios mucho más antiguos.
SAN ADRIÁN
De San Adrián, que acabó siendo el centro de las posesiones de Montederramo en esta zona de la ribera del Sil, es del que más información se conserva de los cuatro. Hay documentos de Celanova y de la catedral de Lugo que hablan de su importancia en el siglo X, e indican que ya existía como monasterio en el siglo VIII. Su independencia duró, como ya hemos dicho, hasta el siglo XII. En 1168 ya estaba en poder de Montederramo: lo prueba un documento de Fernando II fechado en ese año, por el cual cota al abad Sancho y al monasterio de Montederramo ciertas propiedades que le había donado previamente, entre ellas: Junqueyra, San Adrián de Ribas de Sil, y Seoane de Cova. (Quiero señalar que yo no tuve ocasión hasta el momento de leer este documento que acabo de mencionar, y que tomo esta información de la página 20 del artículo de Miguel Ángel González García “Pequeños monasterios de la Tierra de Caldelas (Orense)”, Miscelánea Samonense. Homenaje al P. Maximino Arias, O.S.B., Lugo 2001).
Lo que queda en la actualidad de este monasterio de San Adrián se encuentra al borde mismo de la carretera de Parada del Sil a Castro Caldelas por la ribera del Sil, exactamente a la parte de arriba de la curva a la derecha anterior a donde sale de esta carretera la pista asfaltada que sube a San Lorenzo. Se conserva un edificio entero y vestigios medievales en otro. El edificio es el de los últimos tiempos de San Adrián como granja-priorato de Montederramo
y, según Juan Carlos Rivas Fernández (“Monasterios prerrománicos orensanos”, en “La Ribeira Sacra. Esencia de espiritualidad de Galicia”, Xunta de Galicia, 2005, pag. 64) se empezó a construir a mediados del siglo XVII. Los vestigios medievales: una ventana ajimezada y tres canecillos, están en la pared occidental de la casa recientemente restaurada que se encuentra al lado del anterior.
Joaquín Arias Sanjurjo, que visitó la zona en 1914 y escribió a raíz de esa visita un artículo en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Orense ese mismo año, dice que la casa estaba recién construida en aquel momento, y que se edificó en el solar de la iglesia del monasterio aprovechando (precisamente en esa pared occidental) parte de la fachada de la iglesia. Rivas Fernández señala, sin embargo, que ahí no estaba la iglesia sino el “cellarium” o “apotheca” medieval (es decir, la bodega y almacén de los víveres recogidos en esa zona de la ribera de la que San Adrián era el centro).
Arias Sanjurjo también habla de la existencia de los cimientos de lo que la tradición local de aquella época creía la capilla de las monjas, en lo cual quiere ver él una prueba de que el monasterio fue dúplice (de monjes y monjas). Y efectivamente lo fue, según se deduce de un documento estudiado por Antonio García Conde en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Lugo (tomo 1, año 1942).
Ahora que ya hemos hablado de los dos monasterios cuya ubicación es conocida, pasemos a los otros dos.
SAN MIGUEL
Dice Juan Carlos Rivas Fernández en la página 65 de su artículo más arriba citado: «Todavía se habla de la antigua existencia por aquí, en estos términos de Sacardebois, de otro antiguo cenobio dedicado a San Miguel, al parecer femenino, pero del cual no se tienen más noticias». Ciertamente las noticias son escasas. Yo al menos no conozco otras que las contenidas en el documento de 1152 por el cual Alfonso VII dona este monasterio al de Montederramo (ver Luis Sanchez Belda, “Documentos reales de la Edad Media referentes a Galicia”, nº 260). Pero esta escasez no es obstáculo para que se pueda determinar con toda exactitud su ubicación. Y ello gracias a que el topónimo “San Miguel” se conservó en la zona hasta la actualidad (o al menos hasta hace catorce años), y a que los datos que aporta el documento son suficientes para comprobar que el topónimo corresponde verdaderamente al monasterio en cuestión.
El último día de agosto de 1996, en el transcurso de una visita de inspección por la zona, pregunté a una señora del pueblo de San Lorenzo, de unos sesenta años y de nombre Margarita, si conocía algún sitio por los alrededores que se llamase «San Miguel»; y ella, muy amablemente, me acompañó hasta el borde oriental del pueblo, y mirando hacia las viñas que descendían por la ladera de la margen izquierda del Mao, respondió a mi pregunta señalándome el sitio y dándome las indicaciones pertinentes para que pudiese llegar cómodamente hasta él. Al final de ese día, yo escribí en mi libreta de notas lo siguiente:
«San Miguel de Ribas de Sil estaba situado en la ladera de la montaña, a medio camino entre el pueblo de San Lorenzo y la carretera, entre las viñas.
»En su solar hay actualmente unas construcciones que los lugareños llaman “chozos”. Uno de ellos sobre todo sorprende por la perfección y el grosor de sus muros. Esos chozos eran usados para guardar los aperos de labranza de las viñas. Hoy están abandonados y, como muy poco, ya sin tejado.
«Las piedras de los muros de las viñas en las proximidades llaman la atención por su labra y su regularidad.
«Me informaron de que por allí se veían aún recientemente sepulturas antropomorfas, del tipo de las de San Víctor. Hoy quizá existan aún, ocultas entre la maleza.
«Es todo cuanto queda del antiguo monasterio donado por Alfonso VII a Montederramo en el siglo XII.»
En la siguiente foto, tomada desde el mirador de Cristosende, se señala con exactitud el lugar:
y en esta otra, aérea, procedente de Google Earth, además de San Miguel y San Lorenzo, aparece también San Adrián:
A continuación, uno de los “chozos”:
un muro:
y una piedra de las que no son habituales en los muros de las viñas, y que quizá proceda del monasterio de San Miguel:
La documentación completa del monasterio de Montederramo sigue sin ser publicada, pero el ya citado documento de 1152 de la donación por Alfonso VII de San Miguel de Ribas de Sil, lo publicó B. Paradela en el tomo X del Boletín de la Comisión de Monumentos de Orense. En ese documento se lee que la donación es:
“… cum omnibus suis directuris sicuti exterminat cum illo monasterio sancti Cipriani et sancti Laurentii et sancti Adriani, et exinde sicuti vadit ad fluuium de Sil; exinde sicuti uadit ad fluuium de omau et sicut discurrit fluui de omau usque ad Sil”.
De esta información se sigue (teniendo en mente lo que ya hemos dicho sobre la ubicación de San Lorenzo y San Adrián, y también el hecho de que San Lorenzo está entre San Ciprián y San Adrián), que el territorio del monasterio de San Miguel limitaba, sucesivamente, con el territorio del monasterio de San Ciprián, el de San Lorenzo y el de San Adrián hasta el río Sil; luego el límite seguía por el Sil, aguas arriba, hasta llegar al Mao; y a continuación, por el Mao, también aguas arriba, hasta cerrar la demarcación en el punto en que comenzó.
A continuación pondré un croquis de la situación de San Miguel con respecto a los otros tres monasterios y a los ríos Mao y Sil, sin pretender ninguna exactitud en las distancias ni en las formas, sino sólo en la posiciones relativas:
Para tener más exactitud (e incluso para saber si San Adrián llegaba o no llegaba realmente al río Sil, que yo me imagino que sí, pero no lo sé seguro porque, como dije más arriba, no he tenido ocasión de leer entero el documento de Fernando II de 1168) haría falta más información de la que yo dispongo en estos momentos. La documentación completa del monasterio de Montederramo sería seguramente de gran utilidad a este respecto (¡y a otros muchos!) si estuviese publicada.
SAN CIPRIÁN
Con San Miguel ya ubicado, intentaré decir ahora alguna cosa sobre la ubicación de San Ciprián, pero antes no estará de más dedicar unas palabras a San Víctor (cuyo nombre ya apareció dos veces en la presente entrada: una en el texto y otra en una foto).
San Víctor fue descubierto para la civilización, tanto en su vertiente de santuario como en la de necrópolis altomedieval, por Joaquín Arias Sanjurjo en su artículo de 1914 del Boletín de la Comisión de Monumentos de Orense, más arriba citado.
Arias llegó aquí bajando, poco menos que monte a través, desde la parte de Forcas y Senra, pero hoy lo más cómodo es ir en coche hasta San Lorenzo y seguir luego unos quinientos metros por un sendero que no presenta ninguna dificultad. Si se accede de este modo, lo primero que se divisa, cuando el sendero aún está a dos curvas de él, es el peñasco en cuya cima se levantó el santuario:
En el punto donde la peña se une a la montaña se forma una reducida plazoleta,
y un poco más allá quedan a la vista, en el suelo, tres tumbas talladas en la roca y orientadas perfectamente hacia el este:
Arias dice que por donde están estas tres vio unas siete más, las cuales seguramente seguirán ahí bajo la espesa maleza actual.
El peñasco tiene unos siete u ocho metros de altura sobre la plazoleta. Su cima es aproximadamente rectangular, de cinco metros de largo por cuatro de ancho, más o menos. En el acceso a esa cima se aprecia claramente donde estuvo la puerta de entrada a la capilla:
Cuando Arias estuvo allí ya nada quedaba de la edificación. Un anciano le contó que en su juventud la había destruido en unión con otros mozos, arrojando las piedras de los muros, que tendrían la altura de una persona, por el precipicio de más de cien metros que rodea la peña por todas partes salvo por el lado de la plazoleta.
Lo más llamativo de lo que ahora hay en la cima es una sepultura análoga a las tres anteriores, pero mejor conservada, al menos en lo que a la profundidad se refiere, y que estuvo en el interior del santuario:
A la derecha de ella, pero fuera ya del santuario, hay otra en mucho peor estado de conservación:
Después de estas palabras sobre San Víctor, pasemos ya a San Ciprián, y al problema de la ubicación de su solar, el único de los cuatro que ahora resta desconocido.
La donación de este monasterio al de Montederramo la llevó a cabo Fernando II en 1170. La reseña del correspondiente documento (que como el de San Adrián yo tampoco he tenido ocasión de leer en su totalidad) la publica Julio González en la pag. 413 de su libro “Regesta de Fernando II” (Madrid, 1943), y lo único de utilidad geográfica que en ella se añade a lo que ya hemos dicho aquí, es que San Ciprián estaba situado “a orillas del Sil, bajo el monte Penso”.
¿Cuál puede ser ese monte? Dado que, como ya hemos visto, San Ciprián está al sur de San Miguel y San Lorenzo, pudiera pensarse que el monte fuese ese en cuyo centro se ve en una de las fotos anteriores enclavado San Víctor (y en cuyas laderas están también San Lorenzo, San Miguel y San Adrián):
Pero yo no me atrevo asegurar que lo sea, entre otras cosas porque no soy capaz de imaginar una zona de la ladera de la montaña, hacia la parte del Mao, fuera de las que ocupan San Lorenzo y San Miguel, en la que pueda haberse edificado un monasterio, y menos aún un monasterio con un mínimo de tierras apropiadas para que los monjes se labrasen en ellas su sustento. Aunque no conozco exhaustivamente la montaña, no creo que haya un sitio con más espacio que el propio San Víctor, y ese espacio me parece harto insuficiente para un monasterio, por más pequeño que quiera imaginármelo.
Miguel Ángel González García dice en su artículo antes citado, basándose en documentos del Archivo de la Catedral de Orense, que hubo en la comarca, con posterioridad al siglo XII, una “iglesia parroquial de San Cibrao da Pena”, situada en lugar indeterminado, que quizá pudiese corresponder a nuestro monasterio. Y al tratar de buscarle ubicación, aventura como posible para ella, y por tanto para San Ciprián, el actual lugar de Pena, en la feligresía de Santa María de Chandrexa.
Encontrándose San Ciprián al sur de San Lorenzo, y el citado lugar de Pena, en cambio, a orillas del Sil a más de cuatro kilómetros al oeste de San Adrián, tal ubicación para el monasterio medieval me parece improbable. Imposible no es, porque podría pensarse que el territorio de San Ciprian, aún empezando en el Mao al sur del de San Miguel, fuese más largo que el de San Lorenzo y el de San Adrián para llegar al Sil al oeste del territorio de ambos. Pero aún no siendo imposible, una tal distribución no me parece muy verosímil.
Si hay que elegir llevar San Ciprián tan lejos de la zona de San Víctor, otra posibilidad podría ser (puesto que tiene que estar al sur de San Lorenzo) la de subirlo hacia Senra o Forcas. Pero esto tiene el inconveniente de alejarlo del Sil, cosa que no puede hacerse demasiado ya que el documento de 1170 dice que estaba a orillas del Sil.
Volviendo a esa parroquia de San Cibrán da Pena, los datos que Miguel Ángel González García proporciona, me parecen, cuando menos, curiosos. Según él, pertenecían a esa parroquia los lugares de Escalada, Espartida, Margarida y Pradomao. Escalada desconozco donde se encuentra (salvo que sea As Escavadas, al lado de Senra), pero los otros tres nombres aparecen señalizados en el siguiente mapa:
Espartida está (escrito como As Partidas) junto a la desembocadura del Mao; Margarida, cerca de San Lorenzo, y Pradomao mucho más al sur: junto al embalse de Edrada. La parroquia en cuestión llegaría, según esto, desde Pradomao hasta la desembocadura del Mao en el Sil, y también hasta el lugar de Pena. Mucha extensión parece para una parroquia. Sin embargo, yo tengo, en realidad, información adicional que tiende a corroborar estas largas distancias, sino hasta Pena, sí al menos desde la zona de Pradomao hasta la zona de San Lorenzo. Se trata de lo siguiente. En el verano de 1995 (cuando recababa datos para reconstruir el itinerario de la “vereda maiore” de Astorga hacia el castillo de Litoria) un anciano de Ivil me dijo que antiguamente los de esa aldea se iban a enterrar al cementerio de San Lorenzo. Debo confesar que esta información me pareció en aquel momento tan falta de sentido que no le presté mucha atención. Pero ahora, a la luz de lo que dice Miguel Ángel González, empieza a tener visos de verosimilitud.
Pondré aquí el punto final, al menos por el momento, a esta entrada del blog. Quedan cuestiones pendientes. Cuestiones en las que estoy convencido que se podrá avanzar sustancialmente en cuanto la documentación completa de Montederrramo esté publicada. Ojalá eso ocurra pronto. © Antón Rodicio 2010.